Una mujer se deshace en ansiedad a la hora parda .
Un poeta susurró a su oído poemas ardientes
que le inflamaron el pecho,
el cuerpo, la piel.
Ya ella es una flama, una tea
esperando su abrazo.
¿ Sentirá las caricias, el ardor en su bosque
de miel?
O será solo un sueño , un espejismo más.
Ella no lo sabe.
Espera impaciente la voz cálida del poeta.
Contemplar su pecho ancho , sus manos hábiles
recorriendo entero su cuerpo.
Una mujer se deshace en ansiedad a la hora parda.
Guarda su ropa.
Se acuesta a soñar.
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