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jueves, 27 de noviembre de 2014

Hubo un tiempo.
Arañaba las paredes , devoraba la cal
antes del alba.
En mi casa, nadie sabía.

Hubo un tiempo
Celebrába la vida hasta que la misma noche me
devoró los huesos, los abriles, mayos, junios.
Escupió mi alma al infierno.
En mi casa, nadie sabía.

Hubo un tiempo.
Los días se sucedían.
ciega en un tren  oscuro sin destino.
Huí despavorida de  aquél lugar.

Hoy sonrío y escribo poemas de amor.

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