A Leoncio,
Ven , trencemos otra vez
nuestros días bajo este cielo gris,
Hemos vuelto de la tierra del sol,
enamorados como jóvenes,
ardientes como muchachos,
Nuestras risas repican como campanas de plata.
Ven esposo,
viviremos entre cielos azules, soles radiantes.
Demolamos la tristeza que tizna mi piel,
el dolor que mata tus piernas.
No más penas. solo luz clara inundando la casa.
Decretemos el verano hoy que el cielo llora,
como si el sol pleno estallara en mil rayos,
como si la luz nos cegara , y la luz ,
el viento llevara la alegría,
hacia un cielo rabiosamente azul.
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