Luego de la visita , las mujeres guardaron un silencio sepulcral.
La doña apuró unos biscochos que apenas probaron en aquél hostal, Rocío se encerró en su cuarto y Nina por más emociónada que sentía, necesitaba poner sus ideas en orden.
Ya jugaba en ligas mayores. Yo no eran simples mineros. Había conocido a un líder nacional y había recibido órdenes directas de su propia mano.
Si no podía celebrar con un anisado con la doña, no sería por por falta de ganas.
Tarde por la noche, tocó a su puerta, botella en mano y riendo como niñas en falta tomaron hasta emborracharse, No todos los días conoce uno a un tipo tan importante, se decían entre risas .
Y la fiel doña Petra había sido la gestora silenciosa del encuentro.
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