La lucha de Nina había cobrado múltiples sentidos. Ya no solo peleaba por la justicia social, la causa justa de los trabajadores . Hoy su lucha era la forestación de los bosques, la tala de los árboles de esas mismas nineras , la contaminación de los recursos. Y ella vivía aquello que pregonaba. Entraba al río como una niña a chapalear, salía indignada dispuesta a incendiar el asiento minero, Aquél que ella consideraba su río se había convertido en un basurero fangoso en algunos recodos, en aquellos que no , ella nadaba como una sirena.
Ya había convocado varias reuniones con la gente del campo. Esa gente sencilla era entusiasta y no se hacía problemas como la politizada.
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