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sábado, 15 de octubre de 2016

He de caer en hinojos,
invocar con los labios apretados,
ardientes de desesperación.  
a mi dios bueno, 
mi única y verdadera fuerza.
A quien me salva de la oscuridad y la incertidumbre,
a quien espanta mis temores .
El que  regala la paz,
y  rescata de sucumbir a la furia de las  mareas,
Serenidad para saber perdonar al enemigo
por crueles que sean las heridas.

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