Zurzo con hilo de color y aguja fina la herida.
Cerrada quedó bonita.
Sonrío nuevamente.
Mi rostro se ilumina ,
paseo mi cabellera resplandeciente por mis calles
y callejas.
Es mi barrio, son mis calles, aquellas que pisé, recorrí,
recibieron mis lágrimas ,
fueron eco de mis risas.
Y estoy de vuelta, resucitada de mil muertes
sobrevivientes de tantas guerras ,
que ya ni recuerdo.
Vuelvo a vivir tan plena,
intensa, como cuando ,
Yo soy la gobernadora de mi tiempo,
la dueña de mi felicidad.
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