De mi alma ya no fluyen los ardores,
los ánimos de escribir, de ser, de estar.
Vuelvo a adormecerme ,
no pensar ni recordar nada.
Cada pensamiento es un golpe en la herida aún abierta.
Y los días de descanso ese dolor es peor.
A saltar, brincar, correr,
No pensar, no recordar, no llorar.
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