Cuando el sol cae a plomo , perpendicular,
calcina las arenas,
me atevo a las olas del mar.
Altas y movida es la marea
más ya conocí sus secretos.
Nado en paralelo a la playa
y me he cruzado con algún bote de pescadores
cuando mis brazadas han avanzado mucho.
Al salir, aprovecho una ola y salgo en remolino de espuma
qué manera tan poética de caer parada en la arena
vestida de blanco ,
coronada de algas.
En la orilla gozo la frescura de la brisa
y duermo una siesta tan pacífica
como la de un niño luego de jugar.
Un sueño denso,
Despierto descansada lista para seguir la marcha
en las arenas de este desierto mío.
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