Mis ojos ciegos de pena, los que llaman al cielo rabiosamente azul.
Este, silba a los fuegos artificiales y los cohetes y yo, saco mis tesoros, los pequeños rabos de sol.
Todos juntos celebramos la belleza, el breve instante de felicidad.
Cae la tarde y volvemos, La magia al cielo, mis soles al pantalón.
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