Dime, si eres tú y tu carcajada resonando en las campanadas de la iglesia cada mañana ,
alegrando mi paso por la vereda.
Tu cabellera amarilla enarenada sorprendiendo mis paseos,
espantando mi nostalgia .
Confiesa, duende mío, que eres tú , quien aparece y desaparece en mis noches para alumbrarlas
con tu mágica mirada.
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