Nunca supe, ni sabré el misterio que me ató a tus ojos,
al sonido de tu voz como al tañido de una campaña de plata,
pero fue el tiempo de prados excelsos , risas estentórea, la felicidad rotunda,
en palabras simples. Bebía , comía , hacía el amor feliz. Y con apetito por más. Yo moría de amor por él.
Nunca pude imaginar que un día cualquiera me disparara con un revólver . Sé que ya tu labor empalidecía. Eras un triste comisionista de negociados del gobierno. Tu envidia te llegó a conseguir otra familia. Romper mi felicidad tan cacareada desde las bases y casi matarme , por suerte , porque mi hermana llegó a tiempo. En fin, cada uno da fin como puede y como es, un miserable sus historias ,
Yo rehice mi vida y encontré una nueva vida , ahora escribo , me casé , con voluntad por el matrimonio , más por la broma que la costumbre, que ya llevo tres .
Continuara
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