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miércoles, 20 de enero de 2016

Tus senos inhiestos apuntando sin pudor hacia mi rostro,
enardecieron mis sentidos. En un estado febril rodeé cada seno con manos temblorosas,
los besé, succioné los pezones y sin darnos cuenta nos devoramos como dos fieras hambrientas
por horas. Años deseando este momento y fue la gloria.

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