Soy la mujer que camina sin rumbo por el bosque.
La que aúlla, y clama por el amor extraviado.
Olfatea el lodo, las cortezas de los árboles por su olor.
Lleva el rostro derramado en sal,
las uñas deshechas de arañar el pasto, donde amaba con fiereza a su extraño amante.
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