Troté como un venado joven, ligera y libre por el bosque.
Volví a mi laar , a ser una con los altos molles, los eucaliptos gigantes .
Reconocí cada rama, cada flor, su perfume embriagador.
Volví a casa , el alma henchida de alegría y ganas de más.
Mañana volveré, como volvía a diario,
antes del tiempo de la tristeza.
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