No creas que por conocer tu nombre te amaré menos.
Ni por tu mirada tierna y la voz dulce.
Amo al hombre que me estremece.
El cuerpo, el alma, y cuando lo siento cerca
un calor delicioso sube a mi vientre, me humedece,
y aprieto un grito entre los labios.
Entendiste, Manuel querido?
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