Amanecí desnuda, perlada de sudor.
El cuerpo húmedo , salado, tiritaba.
Una llaga abierta era mi garganta.
A duras penas, me puse en pie.
Caí redonda al suelo.
Postrada, sin fuerzas, clamé por ayuda.
Aguardé largas horas.
Nadie acudió.
Amanecí desnuda, perlada de sudor.
A duras penas , me puse en pie.
Tapié las puertas, las ventanas.
Postrada, los párpados cerrados.
Ya no clamo por ayuda.
No aguardo ya a nadie.
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