Yo no temo al demonio.
He comido y bebido con él en noches de parranda.
Sus tristezas y alegrías también las conozco.
Bajé al infierno a buscar a algunos amigos perdidos
entre las llamas y el azufre.
Temo al ser humano.
Al ser hipócrita, mentiroso, al traidor.
Huyo del cobarde, del hombre débil que vende su alma por centavos.
El hombre acomplejado, envidioso, ese es temible.
Yo no temo al demonio.
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