¿ Cuántas veces clamé llorando me poseas, Serenidad sea yo un ser conforme con mi destino ?
Mil veces y de un millón de modos .
Aquí estoy rogando por una paz, que aún no conozco, por el poema imperfecto, por el inquilino que tarda una tarde de domingo demasiado lenta para atravesar sin desesperar.
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