Estudia sus rutinas con cronómetro.
Cada entrada, cada salida.
Guarda tus espaldas.
El paso seguro,
el puñal en la corva.
Si ellos te atacan, mata.
Usa el revólver para rematarlos.
Huye veloz.
Ese era el plan de tus verdugos.
Si tú no te adelantabas,
ellos volverían por ti.
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