Yo olía , saboreaba
intuía el color mentiroso
de tus cuentos.
Escuchaba el silbido de una tonada helada.
Encogía los hombros
dejaba correr la pólvora
sin presagiar el estallido de la granada
entre mis pequeñas manos.
Aquella malvada bomba
preparada en lo oculto
en días fríos
en largos meses de aparente letargo
incendió mi cielo
con fuego abrasador.
Llamaradas largas rojas, amarillas
naranjas,
bellamente crueles
lamieron mis poros,
el alma misma de mis ideas
y esta mañana clara aún tejo, laboriosa
zurzo,
reúno con punto zigzag y aguja
hilo los cables, las neuronas
rescatadas como botín del naufragio.
Ardua tarea la de construir un cerebro .
Ganarle a la lava antes de ser convertida en piedra.
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