Te ríes contemplando
mi pecho henchido,
el sudor corriendo por mi frente,
a enderezar el entuerto cerebral
la trampa bien dictada por aquél
enemigo.
¿ Acaso no intuyes
no percibes la fragancia sublime
del esfuerzo
la voluntad tenaz del alma
imperiosa ,
la pasión que me envuelve
y muero y ardo y vuelo al cielo?
Es un aroma sublime a victoria.
Tú jamás conocerás el placer
de la vida de la pasión
Mi sino es combatir mareas
de fuego,
llamaradas altas
que incendian mi cabeza.
arde, pues por la pasión
de mis sueños existo
nací.
Y muero en las brasas.
La mezquindad es tu sino.
Mis tempestades
tiemplan el espíritu
Niña boba
vanidosa de oropeles
y cartón piedra.
Date cuenta.
Mi sonrisa estalla
en la clara mañana
mi cabellera baila
al son de los poemas
Deseo otra tempestad de fuego,
otra trampa
por superar.
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