Mis pupilas recorren ávidas la imagen ,
palpitante el pecho , camino , sueño,
saboreo su piel salada,
dos pares de brazos , ni dos cuerpos míos
rodearían su torso de gigante.
Su estatura descomunal
la belleza salvaje perturba
al mismo mar.
Renace el deseo de su zarpazo de amor
las dulces heridas sobre mi piel .
El aguarda intacto en su sitio
En la estantería bajo una cómoda.
Sus ojos acompañan mis pasos.
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