Ahora comprendo todo.
Tú aguardabas en silencio
atisbando mi ocaso,
sonriendo quizás
en lo oculto,.
oscureciendo mi cielo
atando mis alas de cielo
a la pata
de la cama.
Triste labor la tuya,
desde el odio nada hermoso
ningún canto suena alto.
Eras la tonada helada .
Cumpliste tu cometido.
Pero tú ya no vives más.
se apagó tu aliento
con el fuego de mis entrañas,
Niña tonta.
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