Si tú no conoces
mi espíritu incesante y alado,
su vuelo incandescente hacia el sol
No te atreverías
Lo juro.
No intentarías jamás,
rozar con un dedo terso
la fina capa de seda
que envuelve mi alma.
El peligro despierta a la fiera
escondida en mi pecho.
Huyes despavorida.
Desaparece,
borra tu sucio aliento de mi reino.
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