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martes, 30 de diciembre de 2014

Son las tardes solitarias
( incesantes laboriosas)
cuando  ni el recuerdo 
de mil tormentas de fuego
 oscurecen mi cielo.
Escribo febril.
creo imágenes de aves claras
silbando tonadas dulces
 y mis pupilas estallan dichosas.
Baila mi cabellera, baila.
El olvido es una ola mansa 
que orilla en mis lares.
Por un instante.
Sonrío, 
no pienso,
nada recuerdo.
Húmedos mis pies
de tibia agua salada.
Descuida,
 no es el salitre de la pena.
Al disfrute de la imaginación
los sentidos renacen.
Requiero urgente una ración doble. 
Si, traviesos, sé que se guardan en 
los pliegues de mis codos.
Te he visto en las bastas de mis vestidos.

Es tan solo  pescar con caña y arpón
los peces multicolores para mi creación.


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