Al fin me armé de valor y abordé a Mirtha como a cualquier chica .La miré a los ojos, y perdió esos arrestos de superioridad. Mansita me siguió a tomar un vaso de chicha, los dos solos.
Conversamos trivialidades y ella evadió tocar temas personales. En todo momento estuvo insegura, y creo que esa aparente superioridad era tan solo un barniz creado para impresionar o para apartarme por sentirse de menos. Una chica bonita, inteligente, y ahora descubro, tan insegura como yo. Buen pronóstico.
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