Mi padre no me visita hace días.
Tres días, y sus noches
y  lo extraño tanto como la sangre
que fluye por mis venas.
Padre, hoy no beberé los medicamentos,
volverá el resplandor,
tu sonrisa dulce a iluminar mi vida.
Papi, te fuiste muy pronto , 
quedé abandonada a la mitad del camino.
Apretando una soledad contra mi cuerpo,
tiznando mi piel de gris.
Ahora doy pasos en tu nombre,
pero no te veo pintando de luz mi pared.

Echo los pomos, medicamento por medicamento
 por el ducto,
me tiendo en el lecho a esperar por él,
sonriente, ilusionada.

A Leoncio

Vigilo tu sueño, 
ningún un ruido debe despertar tu sueño.
Quiero prolongar tu descanso, 
hasta que tengas que aterrizar en tu realidad,
dura, terrible, dolorosa.
Amor, es lo único que puedo hacer para aliviar 
tu sufrimiento .
Permanezco a tu lado en el lecho.
No muevo ni un músculo.
En silencio, escucho tu respiración pesada,
y mis párpados tiemblan.
Quiero, que al despertar sean mis ojos ,
lo primero, que tú veas, 
como todos los días.
No debes sospechar que sufro, 
me rebelo ante la vida,
por tus piernas heridas.
Debes mirarme , sentirme alegre entre tus brazos,
pues mi vida está dedicada a ti.
Que mueran las feministas.
Sus teorías ridículas,
¿Acaso ellas sufrieron ,como nosotros el tormento
de Dante?
Nadie sabe que juntos atravesamos el fuego
 y juntos continuamos la vida  entera.
Amor , mi felicidad , mi paz eres tú.
El rey absoluto , mi alma ,
mi gran amor.

Contemplo tu sueño.
Y por un momento, siento que eres libre, 
feliz, como antes de la tortura de tus rodillas.
En puntas de pié me alejo , no permito ni que el viento 
desmorone tu paz.
Ay amor, yo te amo, con las piernas rotas
con el genio turbio, te amo  más.
Admiro tu hombría ,
Una mueca cruza tu rostro.
Es el dolor , que no se aleja ni en sueños.
Pareciera que una bruja ha hechizado tus días.
A más dolor, más unidos estamos, bruja inútil.

Solo clamo hincada a mi Señor:
 alivia pronto este dolor , que el sufrimiento no continúe 
la herida abierta , tus rodillas en trizas.

A paso pesado, paso de procesión , avanzo.
Camino hacia ninguna parte , 
el pecho oprimido
de mil  aguaceros, 
mi  alma en trizas ,
en pos de un alivio,  la solución milagrosa.
 El remedio para tu inmenso dolor.
Aquél,  que torna tu voz en trueno,
tus días en tortura puro  
Lo sé,  bien.

Amor, duerme, olvida la llaga,
que te destroza la vida,
la enturbia .
Al menos . por un momento, 
olvida , no sientas, no sufras.

Descansa como un nicho chico, descansa.

Ven, acércate, estoy desarmada.
En el silencio de este domingo ,
se escucha el graznido de las aves de carroña,
huelen la sangre , que hierve de furia en mis venas.
El desprecio se derrama por mis poros.
No bajes los ojos, cobarde,
quiero que presencies como mi cuerpo 
se convierte en una tea ardiente, en un ser endiablado,
un ave oscura  de plumas brillantes.
Mi  trasmutación de ser humano en el maligno.
Un diablo,  que sobrevuela tus sueños desde hoy y para siempre.
Ven , apura tus pasos ,
pateo tu cuerpo de  viejo imberbe. 
Artista ávido de vil metal ,de aplausos robados.

Con tu cuerpo en mis manos ,
trozo  con un cuchillo de carnicero .
tus partes , hasta que no seas más que un muñón.
Te arrojo al acantilado 
 alimento de perros chuscos, aves de carroña.
Ese es tu gran final , artista eterno, de ego descomunal.
Destrozado , en pedazos, desangrado.
Sin aplausos.

Alejo mi cuerpo del tuyo,
así no oyes el acezar de mi respiración,
el pecho apretado,
a punto de estallar.

Amor, no te das cuenta,, acaso?
que hace mucho no como, solo duermo ,
un sueño hondo, profundo.
Y  rezo por recuperación,
 por tus piernas sanas  , otra vez.
Olvidar los dolores, la tortura diaria 
silenciosa que te impones.
Y volver a ser uno.

Y cantar  a gritos,  cantar canciones de guerra,
canciones rebeldes , canciones alegres
como antes del azote de la plaga de la enfermedad.

Basta de tormentos, 
no tomaré más medicamentos de mil colores.
Nadie manda en mi, soy una mujer,
equivocada o no, 
respeten mis decisiones.

Los medicamentos causan un sueño pesado,
me golpeo contra las paredes,
y lo peor, lo más triste  es que no veo más 
el resplandor de la mirada de mi padre.

Nadie puede arrebatarme esa felicidad.


Basta, no tomaré más medicamentos.