Vistas de página en total

domingo, 19 de octubre de 2014

Solía armar hogueras a la vera del malecón.
Las llamaradas de fuego resplandecían el cielo.
Qué hermoso era escalar hasta el pico más alto,
confundir mi cuerpo con  el cielo y las llamaradas altas
Era un ave roja y amarilla  tocando las cumbres,
Libre , como ninguna.

Debo volver al malecón a embriagarme de brisa.
Perder la razón , envolverme entre las olas.
Debo correr para olvidar el  domingo,
largo y denso día,
triste , opaco.
Detesto los días largos ,
me recuerdan a mis ausentes.
No es un buen día para llorar.
ni romper en llanto,
Vuelvo a la cama ,
tratar de envolverme entre las sábanas,
abrazar a mi marido, lavar mi rostro sucio de penas.

Debo correr para olvidar el domingo. 

Correr, huir , escapar de mi cuerpo,
arrojar el alma al mar,
desvestir la piel ,
que envuelve mi cuerpo,
desnuda, la osamenta al viento,
Saltar, envolverme en las olas eternas.
Olvidar mi casa, mi calle, mi nombre.
El dolor.

Corro, me convierto en gacela , devoro las calles
en pos del seductor canto del barranco,
la emoción inenarrable de las olas contra las rocas,
El viento golpeando mi cuerpo.
La tentación de dejarme caer 
clavarme en las olas.
No ser más.

sábado, 18 de octubre de 2014

Corro en pos de emociones intensas,
 corro veloz hacia el barranco.
Escalaré hacia el pico más alto,
desafiaré la seducción del abismo,
los cantos de sirena,
ven , murmuran las olas,
únete a nosotras,
envuélvete en la  marea,
sé una ola libre.
No conocerás más pesar,
ni días grises,
Salta, decídete de una vez,
canta el coro de olas,
las rocas,
el mar entero me invita
a desaparecer entre la espuma.
Los bichos huyen de mi cuerpo , corren desesperados.
Aún estoy débil pero he logrado leer
La verdad es que quisiera recostarme otra vez.
No pensar en nada.
Oteo el fuego encendido en mi pecho.
Es inquietante enfrentar al mundo.
Aterrador.

viernes, 17 de octubre de 2014

Atrevimiento el que gastas,
pretender, que a punta de música del  pasado
caería rendida en tu lecho.
Viví contigo unos años,
los suficientes para conocer tus pocos 
escrúpulos , tu desmedida codicia.
Has perdido el encanto, amigo.

Adiós, contigo no camino ni a la esquina de mi dulce hogar.
 indignada de tu escasa inteligencia,


Adiós , no te atrevas a escribir otro pésimo poema de amor.