Si bien Mirtha nació con todas las carencias  y aprendió a domar desde la más pequeña hasta el cuidado de su hija, ella tiene tiempo  para dedicarme  una sonrisa entre coqueta y burlona.
Debe darse cuenta de mi inútil transitar por el nuevo mundo, al que amo pero es duro de afrontar.
Ella en cambio, se ocupa de sus hermanos, cocina, ve a su hija, hace las compras y tiene tiempo para enseñarme a colocar los paneles de eternit que conseguí en las afueras de la fábrica.
Yo destaqué desde el colegio en letras y en la universidad estudiaba esa materia con la idea de ser poeta , escritor. 
Cuando descubrí mi vocación por los mundos perdidos , olvidados de los otros seres, tan parecidos a mi, dejé todo y vine a vivir a este poblado. Ahora me encuentro en el terrible dilema de no saber enamorar a una chica, que parece saberlo todo. Se reirá si le hablo de libros o le cuento de la vida de mis escritores favoritos . Creo que la invitaré a pasear a la laguna secreta. Y quien sabe, acaso terminemos bañando ligeros de ropas.

Perder mi sombra entre los árboles, correr , evadir obstáculos , pozos, maleza, seguir mi carrera es dar la lucha contra el maligno abatimiento. La desesperación es mi energía para ganar velocidad.
Es mi forma de sobrevivir a las garras de una depresión que venceré.
Al menos por hoy.

En puntas de pies, sin que  se percaten de mi existencia , 
ataco el día.
Con fiereza, con la pasión de siempre, lucho 
contra el miedo respirando en mi nuca,
el corazón palpitando desbocado,
insistiendo en   sonreír.

El silencio se abre paso entre dos personas que se quisieron ,
 ningún sueño por compartir, ningún anhelo.
¿ Cuando se quebró el lazo que nos unía ? 
Podremos recuperar alguna vez la amistad o
creció en ti rencor y envidia.
Nadie lo sabe.

Descarga el bulto sobre tus espaldas y respira. Cierra los ojos, sueña. Olvida lo vivido.
Descansa. Sueña.

Escucho la tonada escalofriante del peligro . Su  amenaza castañetea mis dientes, seca la garganta.
Sopletea en mis entrañas .

Escucho el ulular de la tormenta cerca a mis costas. El viento agitado anuncia su  llegada . Las gaviotas huyeron
Debo cuidar mis orillas, guardar provisiones, cerrar ventanas,  y alimentar el hogar. No sé que aguardar en el futuro.
La incertidumbre corroe mis horas.