Vistas de página en total

lunes, 6 de enero de 2014

No es importante creer.
Me valen tus labios moviendo el aire
o el aire moviendo tus labios. 

Despierto de un  sueño profundo,
un ensueño que dejó un mal sabor en mis labios.
Una sensación animal de disgusto,
La imperiosa  necesidad de borrar toda huella
de mi cuerpo,
como si me hubieras mancillado para siempre.
Es espuma de rabia lo que escupo al hablar.
El olvido es grato en este caso.
Toma el dinero.
Vete.

Mi cuerpo es esbelto y fibroso,
elástico cuando se requiere,
fuerte si se enfrenta al horror.
Más no te atrevas a dañar  la suave piel 
que contiene mi alma,
porque  saco las  garras y mato.
Te propongo ,
Contarme  tus desdichas, que son muchas,
y frecuentes,
como quien se confiesa ante una madre.
Yo, benigna,
sin dudar ni un instante ,
creeré que tu amor es sincero,
 no quieres nada a cambio,
 la mentira no quema  tus labios ,
te embarga la honestidad.
A cambio del vil metal ,
recogeré tus historias en un cuaderno.
Tomaré de ellas, tu   fantasía maravillosa  para escribir el libro
que tu pereza posterga,
Sigue narrando tus desgracias por favor,
  serán mi gloria:
Un drama de la vida real.
A la venta para guión de culebrones.
Hace tiempo  no sentía los dientes del horror  mordiendo mi mano.
Sentí su presencia muy cerca mientras dormía.
No quería  ver su rostro otra vez.
Aterrorizada ante su regreso, me oculté entre las sábanas,
como quien quiere perderse en el mar.
Es inútil.
El horror corroe mis entrañas,
fluye por mis venas, se enrosca en mi cuello.
Salto a tiempo y la alejo de un puntapié.
Qué ingenua pensar que no me torturaría más.
Es mi sino, cargar con el horror  cada día.
Se fue una temporada .
Ya regresó.

domingo, 5 de enero de 2014

Escribo, las manos ensangrentadas , 
el grito raspando  la garganta,
pues no puedo aullar 
este dolor maligno,
que  me acosa noche y día.
Escribo , las  manos ensangrentadas,
pues si no escribo
 se cerrarían mis párpados,
mis pupilas morirían 
por la necesidad de escribir.
Este grito silencioso,
por la herida en el alma.
La  ansiedad que me carcome,
los domingos,
siempre los domingos.
 Hoy grito con la boca cerrada,
el rostro cruzado por una cicatriz .
Es Fiesta de Reyes,
 más mi tormento no cesa.
Las mujeres vestidas de luto eterno
 fuman mi nombre con tanto ardor,
en las calles de tu tierra,
de tanta maldición,
he perdido el sueño,
la fiebre ha subido,
mi cuerpo maltrecho no aguanta más.
Paga bien sus servicios y diles adiós.
Que cesen el tormento, ni un cigarro más,
te lo imploro con un hilo de voz de esta boca 
de labios ardientes.
Seré tuya.