Si hubo alguien que quedó desamparado, en todo orden de cosas fue mi hijo.
Perdió a su abuelo, quien lo adoraba , luego a mi madre, que cumplía el papel de madre a cabalidad, llenándolo de mimos y cariño loco. Perdió el techo, la casa donde vivió toda su vida y ahora vive donde una tía porque no pude darle más dinero para su propio departamento.
Ahora es la hora del padre. Que de deje de comprar tantos caballos y se ocupe de este hijo mío, a quien tiene muy postergado. Y todo tiene su fin. Ya me las arreglaré con Inés, si es necesario para que hable con Lucho y compre el departamento. A sus dos hijos, Claudia y al medio hermano le da todo, A mi hijo, lo tiene como un simple empleado, trabajando por una miseria. Y pensar que su futuro era el soñado por una belleza que fue perdiendo con los kilos de más. Felizmente ya empezó la dieta.
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