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domingo, 2 de marzo de 2014

Capítulo 1.-3
Si es verano y el sol brilla desde las primeras horas   es alegría plena. Mi estado de ánimo era maravilloso.
Entonces no le temo a nada ni a nadie.  No existen las penas, solo me embriago de la celeridad de pensamientos  y se suceden ideas tan rápidas , cruzan mi mente como si hubiera bebido  ambrosía fina  y salgo de la realidad tan gris, pesada como gotas de agua caliente sobre mi cabeza . Estoy tan ágil , físicamente tan veloz y resistente que corro sola maratones antes de la salida de las primeras luces.
Corro en la orilla junto al mar . Salgo de noche, así cuando llegue al malecón estaré a punto de presenciar el milagro . Siento la bendición de Dios tocándome físicamente con el privilegio intenso ,  de contemplar el paso la oscuridad a la claridad. El olor nuevo de las plantas, el primer canto de los pájaros. Es un milagro diario que solo yo vivo. Eso solo yo lo sé. Dios me lo dijo al oído, una vez.
Luego regreso a buen paso  por la avenida y entro a la tienda más hermosa sobre la tierra, abierta 24 horas, donde todo es fino, caro, rico y compro y regalo a manos llenas.
Bueno, eso ya no lo puedo hacer porque vino de improviso mi hija de Estados Unidos a cortarme el dinero de mis cuentas , según ella porque estaba encaminándome a la indigencia.

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