Capítulo 1.1 La tierra es triste.-

La soledad es maravillosa para escuchar  a tu propia alma.
Ponerle sonidos a las sensaciones, inventar palabras a  las cosas, un idioma propio, para llamar a la pena, llovizna y al verano, alegría y mar y aquél suelo de tierra que  me acogió, tristeza. Definitivamente ese suelo era la tristeza que a vece s sale a relucir algunas tardes nubladas . Luego supe que también se llamaba pobreza y es congénita y crónica como muchas enfermedades incurables del mundo.
Y es esa misma soledad y tu propio idioma el que te aísla al punto de no querer vivir  en el mundo real. Mi primer contacto con la pobreza en aquella casucha fue tan  dolorosa y  que me sublevó . Qué  vergüenza , yo tomaba  el único vaso de leche sobre la única cama de aquella casa de piso de tierra de 20 habitantes ,que seguro ocupaban esa única cama.  Uno de mis primeros recuerdos, tan doloroso que aún hiere  el alma. Solo se olvida con el recuerdo pegado a la escena, saliendo a la puerta de esa misma casa a ver a  mi padre sobre un caballo, y la gente cuchicheaba:  Ese es el doctor. Si parece un actor de película, decían Era cierto , qué orgullo y qué pena a la vez. Esa misma gente buena que me encontró sobre el pasto sonreía orgullosa de mi padre, el Doctor y esposo de la señorita,  mi madre. Estaban felices, de verlo , tan distinto él, sus ojos verdes tenía , y seguro andaba  en mi búsqueda . Yo amaba apasionadamente a mi padre pero la verdad , porque no quería regresar  a casa.  Por qué me daban de beber el único vaso de leche de la casa, si ellos eran niños menores que yo, los adultos  famélicos prácticamente me contemplaban como a una Niño Dios. Estaban temerosos pues había pasado la noche allí, me habían salvado del caballo que me tiró cuando salí sin permiso  y desperté con la mirada clavada en el piso de tierra, triste muy triste tanto que aún duele en el alma como la herida que no cerró jamás  Luego me preguntan por qué soy revolucionaria , qué graciosa y snob es la gente en este , donde subsisten las diferencias pero con nombres distintos, según los nuevos gurús.