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domingo, 16 de febrero de 2014

Lo hermoso del amor entre artistas
es que hablamos en un mismo lenguaje.
Y eso ocurrió con el Gallo.
Pasamos muchos años juntos y era suave,
caballero y guapísimo, con el vigor de los 30.
Dejé lo más rápido que pude al actor,
luego de una pelea de a cuatro manos, porque yo
pegué más fuerte . Lo dejé llorando como una niña
que ha perdido su muñeca. Sin nada que ufanarse ,
 con la sospecha que me iba con otro mejor
Regresé a la tranquilidad de mi hogar en San Isidro.
A nadie le pareció extraña mi vuelta.
Creo que la esperaban tarde o temprano.
Mi padre horrorizado no quiso saber en que zona
de la periferia vivía.
se hubiera caído de la cama,
si supiera que vivía en un cuartito frente a la fábrica Pilsen,
en el Callao.
Aún siento nauseas cuando el aroma me visita en recuerdos.
Conservaba hasta la llave de la puerta .
Mi padre no me la pidió nunca.

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