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domingo, 16 de febrero de 2014
Acaso sabes cuanto sufrí para dejar la bebida,
mis amigos, la bohemia , la libertad?
Mucho más de lo que tú crees.
Muchos no lo logran.
Creí no poder dejar mi vida
pero los ojos serenos de mi padre,
su fe en mi,
me hicieron reaccionar.
Y por supuesto, descubrir que aquellos
amigos que festejaban mis estados de ebriedad,
solo querían verme arruinada, frustrada como ellos.
No menciono a los poetas, músicos ni teatreros,
es una rata cruel que me humilló en público el primer día
de trabajo en una entidad nueva.
Pobre diablo, dónde estará rumiando su fracaso?
Espero que no con mi querida amiga.
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